Las cuatro componentes de sécolectivoforzoso nos dirigimos al centro de Móstoles aquella tarde no especialmente calurosa de verano. Algunas llegamos antes, por lo que no dejábamos de mirar el reloj buscando caras conocidas atravesando la puerta. Se nos empezaba a olvidar por qué accedimos a hacer lo que íbamos a hacer en la terraza del CA2M unas cuantas horas después. Mientras comprobábamos que los vídeos funcionaban -era extraño, esperábamos que algo no fuera bien, siguiendo la lógica de las últimas horas de todas las puestas en escena anteriores- nos tumbamos en el suelo a contar historias inapropiadas para el momento pero que, con ayuda de unas cuantas cervezas, consiguieron templar los nervios.
Cuando estuvimos todas juntas, nos sentímos capaces. Podíamos no haberlo hecho o podriamos haberlo hecho más sencillo pero poco teniamos que perder. Habíamos llegado hasta ahí y teníamos como teloneros al grupo británico The notes, nada menos; debíamos estar a la altura.
Cerca de las 9 de la noche el sol empezaba a caer rendido ante los tejados de la periferia y las últimas canciones en inglés sonaban. Nosotras, desde el camerino improvisado, tomábamos aire. El público esperaba, así que salimos con la frente bien alta luciendo un flamante bigote para hacernos respetar.
Como dueñas de lo que estaba por suceder repartimos suerte a base de galletas agridulces sin soluciones a largo plazo. Las habíamos hecho en La fábrica de la fortuna, así que todo encajaba. Tras ello nos plantamos delante de la muchedumbre para leer un poema:
Cuando pronuncio la palabra futuro
La primera sílaba pertenece ya al pasado